Cada vez es más habitual encontrar personas que hayan contratado el seguro de vida o el de decesos para proteger económicamente a sus familiares en el futuro. Se trata de dos seguros íntimamente relacionados, pues ambos cubren el mismo riesgo, el del fallecimiento del tomador del seguro. Pero la forma de cubrir el riesgo es muy distinta entre ambos seguros.
Diferencias entre el seguro de vida y el seguro de decesos
El seguro de decesos es un seguro que cubre los gastos relacionados con el funeral del asegurado, así como los trámites que se exijan como consecuencia del fallecimiento. En definitiva, el seguro de decesos se encarga de prestar un servicio en el momento del fallecimiento del asegurado de forma que los familiares puedan despreocuparse tanto de pagar el entierro como de la gestión de toda la documentación que se requiera.
Las principales particularidades de esta póliza son:
- Se encarga de cubrir los gastos del funeral.
- También se encarga de los trámites administrativos necesarios.
- De los gastos extraordinarios.
- La asistencia en viaje.
El seguro de vida, sin embargo, ofrece una indemnización económica a los familiares del asegurado en el momento en que este último fallezca. Dicha indemnización puede consistir en una cantidad fija o en varias rentas, según lo que se haya acordado. En definitiva, el seguro tiene como objetivo proteger económicamente a la familia del asegurado en el momento en que este fallezca.
Otras garantías que también se contemplan en el seguro de vida:
- El fallecimiento del asegurado por cualquier causa.
- También se puede incluir invalidez absoluta y permanente como consecuencia de un accidente.
¿Cuál de los dos seguros es mejor?
El seguro de decesos es un seguro bastante común, pero ya no son tan rentables como lo eran antes porque la esperanza de vida ha aumentado. Actualmente la esperanza de vida es de 85 años en el caso de mujeres y de 80 en el caso de los hombres.
Al haber aumentado tanto la esperanza de vida, si el seguro se contrata siendo joven, pueden pasar muchos años hasta que sea necesario el seguro y, por lo tanto, pagando la cuota establecida en el contrato durante todos esos años; la inversión será demasiado grande, mayor de los que puede suponer el gasto del funeral y los gastos administrativos.
Además, aunque el gasto del funeral es importante, existen otros gastos en el momento del fallecimiento del asegurado que son mucho más importantes como por ejemplo la hipoteca, los préstamos que pudiera tener contratados el asegurado fallecido para cubrir gastos como puede ser un coche, si tuviera hijos y hubiera que cubrir los gastos de sus estudios…
El seguro de vida cubre más opciones que el seguro de decesos. La familia recibirá mayor cantidad de dinero en el momento del fallecimiento del asegurado y, por lo tanto, podrá hacerse cargo de más gastos del mismo como podrían ser los mencionados. También podría contratarse un seguro de vida con invalidez, en cuyo caso, si el asegurado sufriera un accidente que le impidiera trabajar, la familia del asegurado estaría protegida económicamente.
A la hora de elegir entre ambos seguros, es importante tener en cuenta la baja rentabilidad actualmente del seguro de decesos, el mayor abanico de opciones que ofrece el seguro de vida y, además, este último puede incluir la cobertura de los gastos y trámites del funeral.